Los pies de los niños necesitan protección adaptada al clima. No es lo mismo un zapato para días calurosos que uno para lluvia o frío intenso.
Verano:
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Sandalias con suela firme y talón sujeto.
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Materiales transpirables como lona o piel.
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Evita chanclas para caminar mucho, no sujetan el pie.
Otoño / Invierno:
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Botines o botas impermeables.
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Forro interior cálido.
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Suela antideslizante y buen aislamiento.
Primavera:
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Zapatillas ligeras, transpirables, con buen agarre.
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Perfectas para el parque o excursiones.
El cambio de estación es buen momento para revisar la talla y el estado del calzado. Si los dedos tocan la punta o hay desgaste evidente, es hora de renovar.